Como niños
nos besamos sin querer
y después nos reimos
y diciendonos: ¡No puede ser!
Como niños
jugamos a querernos
poco a poco este juego
fue algo placentero.
Como niños
nos tomamos de las manos
y las apretábamos de vez en cuando.
Nos daba risa el jugar a querernos tanto.
Como niños
dormimos exhautos
como aquellos que caen en sueño
después de jugar un rato.
Como niños peleamos hasta el cansancio
pero este juego solo trataba
de jugar a amarnos.
Como niños
nos susurramos un: ''te quiero''
como aquellos que aman
por solo dar un caramelo.
Como niños
lloramos cada vez al irnos
seguir jugando a querer era nuestro único deseo.
Como niños
nos observamos al espejo
detallando nuestro inocente juego
pero no todo fue perfecto
nuestros cuerpos iban creciendo.
Nuestros corazones aún de niños
seguían latiendo
pidiendo caramelos a cambio de besos
susurrando: ''te quiero''
y soñando despiertos.
Como niños creímos que todo sería
lindo, perfecto y eterno.
Pero nuestros cuerpos crecieron
nuestras manos se soltaron,
nuestros sueños despertaron...
Nuestro juego de niños jamás volverá.
Miguel Aular