sábado, 18 de febrero de 2012

Animal.


El animal, sea cual sea su especie, o cualquiera de todos los animales que habitan en el mundo, es caracterizado por su comportamiento salvaje, sin el poder del razonamiento, poder que el ser humano posee y que lo caracteriza a su vez.

Cada día son más los titulares de masacres en la prensa, atropello a los derechos humanos, delincuencia, muertes, violaciones... En pocas palabras: violencia. El ser humano se ha convertido en eso que tanto ha odiado, y que hoy es; hoy el humano no es más humano, ahora es más animal. El salvajismo con el que actúa y el salvajismo con el que piensa, a empezado a definirlo, casi llegando a cambiar su significado en el diccionario.

Ya es sabido que algunos animales viven en manadas; haciendo una analogía con el ser humano, podría decirse que también nos comportamos de la misma manera, cambiando el término ''manada'' por ''familia'' o ''sociedad''. Compartimos una serie de características similares... En la manada animal, un guía; en la sociedad tenemos: líderes, presidentes, directores, jefes, etc, en fin, personas que toman decisiones para el bien de los demás, estudiando las opciones y escogiendo la más adecuada.  Son muchos los que dirigen éstas manadas humanas, pero llevando ésta simple analogía a lo político. ¿Quién crees que sería nuestro guía? Pues nuestro presidente, y a su vez todos los presidentes de cada país en el mundo.

El hombre ha dejado de pensar con sensatez para dar paso a su instinto animal, sin cotrolar sus implusos y dejarse llevar por los demás, cometiendo errores irreversibles; la violencia, principal producto del salvajismo mental, el conformismo, parte de todo esto, la ciudadanía venezolana, aplaudiendo, alabando, todo hecho que, evidentemente es salvaje, la promulgación del atentado contra los derechos fundamentales como la vida, es lo que el guía de esta manada venezolana declara; suele excluir a todo aquél que piense diferente a él, aún el venezolano vive como he escuchado, con un ''rancho mental'' que no lo dejar vivir, no podemos obligarnos a evolucionar como país si no derribamos ese rancho que, quizás a la fuerza el oficialismo nos ha querido construir. 

Aún el animal siendo un animal, valga la redundancia, convive mucho con sus iguales mejor que nosotros, los seres pensantes, que poseemos consciencia, capacidad de análisis, etc, que vivimos en conflicto constante con lo demás, por pequeños detalles que nos diferencian como: partido político, color de piel, ideas, orientación sexual, gustos, entre otros. El animal ahora debería llamarse humano y el humano debería llamarse animal. Es impresionante como actuamos sin pensar en los demás, sólo tomando en cuenta nuestro bien personal y no el bien común; el salvajismo social cada vez nos consume aún más, el no dejarse influir por ideas en contra de la tolerancia en sus diferentes ramas es la clave, este salvajismo social nos ha hecho bajar la voz, tanto así que ni nosotros mismos logramos escucharla... No hay que tener miedo de alzar la voz y de oponerse a ideas absurdas, pues aceptarlas te convierte en cómplice del delito, ya basta de vivir como personas salvajes, es hora de evolucionar en intelecto, ilustranos, informarnos; hay que ser críticos de nuestras acciones y reflexivo de las acciones de los demás, empecemos a comportarnos como humanos y no como animales.

Miguel Aular.