lunes, 25 de abril de 2011

La sombra del caminante.


Vigilante de cada paso
del dueño de su creación, 
sigiloso de cada movimiento
de su personificación.

Es la sombra del caminante
que cuida sus pasos,
guía sus trechos 
de forma tan ignorante.

El caminante sin escrúpulos 
camina por estrechos equivocados
su sombra insistente
grita silenciosamente
el error de su caminante.

El caminante está a punto, sin pensar,
de ir por senderos sin luz
 donde su sombra fiel compañera
no se podrá recrear.

Su sombra siempre fiel
a la obscuridad lo siguió,
 gritando siempre sordas advertencias
de lo que a su creador le podría pasar,
sordo a  su sombra
 atento a la adversidad.

Hasta que la sombra disu última advertencia
que el caminante sin él no viviría,
que sin luz él ya no se recrearía,
el caminante siempre sordo 
nunca a su sombra escuchó
pues hasta que su vida cedió,
el caminante sumergido
ya en la obscuridad
no fue mucho lo que duró.

El caminante murió,
sordo de su propia sombra
ignorante de sus advertencias 
y en tierras lejanas
donde nadie lo verá,
ni recordarán
que algún día
a su sombra escuchó.




martes, 12 de abril de 2011

Mis manos.


Están llenas de nada,
vacías de todo,
llenas de promesas
vacías de cumplidos.
 
Rasguñadas por las rosas
espinozas que recogí,
de tanto caer están ásperas
y adormecidas de tanto apretar
el puño para poder madrear
las promesas que mis manos
esperaron llegar.

Mi manos cansadas están
de esperar las tuyas tomar
para que me guíes
para que me acompañes
a recoger rosas espinozas
que hieran mi piel
pero que sanen con promesas
de que me seas fiel.